La resiliencia es la capacidad que tiene el ser humano para hacer frente a las situaciones adversas de la vida y poder superar estas situaciones obteniendo aprendizajes y transformaciones personales que los fortalecerán emocionalmente.
De esta forma es indispensable que los padres, tengan presente cumplir con las siguientes estrategias para fortalecer la resiliencia en sus hijos o hijas:
1- Brindar oportunidades para que las niñas y niños hagan actividades por sí mismos: Hay que permitir que la niña o el niño hagan la tarea asignada, aunque se equivoque, e ir enseñándole poco a poco, y con paciencia, cómo mejorar.
2- Validar las cualidades de la niña y el niño, y confiar en sus capacidades: reconocer las cualidades y habilidades que tienen, celebrarlas y felicitarlos, pero sin caer en las falsas alabanzas.
3- Permitir que tomen decisiones acordes a su edad: Darles la oportunidad de decidir sobre aspectos relacionados directamente con su vida. Esto permite que ellos se sientan tomados en cuenta, aprendan a hacer una elección frente a diferentes opciones, y a asumir la responsabilidad que viene con la libertad de decisión.
4- Permitirles equivocarse y asumir acciones que enmienden la situación: Es importante también que padres y madres dejen que sus hijas e hijos asuman las consecuencias naturales de sus actos, es decir cualquier efecto que ocurra naturalmente, sin la interferencia del adulto.
5- Evitar ridiculizarlos y hacerlos sentir culpables: En ocasiones se cree que ridiculizar a la niña o al niño en público, es una forma de corregirlos. Sin embargo, estas acciones atentan contra su autoestima. Una cosa es ayudarles a reconocer sus errores y otra es devaluarlos. Hay que enfocarse en corregir su conducta, no en condenar a la persona.
6- Evitar comparaciones: Cada niña y niño tiene características, comportamientos y habilidades que los diferencian de otros. Por ello, debemos evitar compararlos con sus hermanos o hermanas, u otros.
7- No eliminar todas las incomodidades: Hay que permitirles que experimenten pequeños disgustos y frustraciones (siempre y cuando no estén expuestos a un riesgo grave), para que aprendan a lidiar con estas emociones.
8- Orientarlos a expresar sus emociones: Hay que orientarlos y darles apertura para que expresen su enojo, tristeza, decepción, etc., incluso hacia papá y mamá.
Debemos validar sus emociones, diciéndoles que está bien sentirse triste, molestos o frustrados, a veces; y ayudarlos a expresarse asertivamente: diciendo cómo se sienten, pero sin ofender o agredir a otros ni a sí mismos.
9- Evitar transmitir temores propios: Mamá y papá pueden realizar trabajo personal para identificar sus propios miedos, y evitar transmitirlos a sus hijas e hijos.
10- No acceder siempre a sus exigencias: Es importante que papá y mamá cumplan con los límites que han definido para la crianza de la niña o el niño. Si se siente enojado por no haber recibido algo que pidió, es importante que lo dejemos expresarse e incluso, consolarlo si es necesario; pero, no se debe caer ante sus exigencias.